Cada que una relación termina requiere un proceso diferente, porque todas las relaciones también lo son.
Así que no esperes que tu proceso suceda como el de la mejor amiga, de tu amiga, de un amigo mío…
Es importante tener presente esto:
A. Tener muy claras las razones por las que se terminó. Es decir, priorizar los motivos por los que vas a estar mejor fuera de ahí.
B. Date tiempo para aprender a disfrutar de otras cosas. Llorar es una parte del proceso, pero también nos cansamos de llorar y sufrir. Así que cuando vayas sintiendo que es el momento, esto solo lo sabes tú, ve buscando nuevos espacios para estar, disfrutar, compartir, conocer… Puede que coincidan con los que hacías en pareja, y está muy bien que así sea… A veces se nos olvida recuperar lo que aprendemos y podemos rescatar de las relaciones en las que estamos.
C. Escribe. Lo que no se pone en la palabra, se pone en el cuerpo, y como no queremos eso, entonces permite que todas tus emociones salgan y se vayan tramitando y transformando con la escritura libre y fluida. No le exijas una forma específica… Es para ti, es terapéutica, no para mostrar ni ser evaluada.
Así que… Todo lo que tengas por decirte, decirle, expulsar…. ¡Escríbelo!
En el consultorio nos damos cuenta que el dolor que sentimos en una ruptura, a veces, obedece más a llorar la personas que fuimos en esa relación y que nos causó dolor, porque no nos dimos el respeto que merecíamos, por encima de la ausencia de la otra persona.
¿Es posible que sea eso lo que te duele hoy?
Por fortuna, todos los ciclos tienen un final y esta sensación dolorosa que tienes también lo va a tener.
Seguimos hablando EnConfianza, hasta pronto.
Juliana.
