Los hombres no siempre quieren

Los hombres no siempre quieren

Es posible que hayas entrado a este artículo con la curiosidad de saber por qué estoy negando lo que históricamente ha sido palabra sagrada: “los hombres son muy sexuales y necesitan del sexo, por eso siempre están dispuestos a tenerlo”.


Lo que quiero saber, en principio, es ¿dónde aprendimos eso?, más aún, ¿quién nos dijo que quieren más sexo que las mujeres?

 

 

Es común escuchar este tipo de excusas para justificar infidelidades, presiones en la pareja o un comportamiento sexual desorganizado. Lo siento, es falso.


El deseo sexual es fluctuante en hombres y mujeres, nunca estable ni sostenido en el tiempo. Es decir, es natural que a veces se tengan muchas ganas de tener relaciones sexuales y otras, por el contrario, se prefiera otro tipo de interacciones que no tienen nada que ver con lo erótico.


El deseo sexual, por su parte, depende de varios factores: estado emocional,  preocupaciones o estresores, condiciones y estilo de vida, estado de la relación emocional… Si una persona está en permanente estrés por su trabajo, toda su atención está puesta ahí y, veinticuatro horas al día está dispuesta a responder su teléfono, si además descuida alimentarse bien y frecuenta mucho licor y fuma, no esperen que su desempeño sexual sea satisfactorio.


Por el contrario, si una persona sabe qué tiempo le corresponde a su trabajo, ocupa algunos momentos para cuidarse a sí misma, mira su cuerpo y disfruta cómo se ve, está en una relación en la que se tienen espacios dedicados a complacerse… El pronóstico es mucho más esperanzador.

 


¿En alguna de las dos descripciones dije si era mujer u hombre? No, porque aplica para ambos.


Lo que ha sido diferente entre hombres y mujeres, y respalda el deseo sexual masculino, es el permiso cultural al respecto. Es común que a la mujer se le sugiera silencio, distancia y desinterés con el tema, esperando que sea el hombre con quien comparte una relación, quien le de apertura a lo erótico.

 

Por el contrario, a los hombres se les aplaude su virilidad, que tengan varias parejas sexuales y, la mayoría de la publicidad está pensada para vender a través del cuerpo de las mujeres para los intereses de los hombres.


Siento ser yo quien les diga esto, pero ¡a todos nos mintieron! Hombres y mujeres tienen el mismo potencial erótico, ambos cuerpos tienen la misma posibilidad de querer y disfrutar del sexo, porque el órgano sexual más importante es el cerebro, y un cerebro bien estimulado no tiene límites para disfrutar.

 

 

Si estás leyendo esto, es porque estás en disposición de volver a aprender sobre esos mitos sexuales que nos entregaron siendo niños o adolescentes, lo que, por supuesto, representará una ganancia en tu satisfacción sexual porque vas a dejar de lado lo que “se supone” debe pasar mientras disfrutas.


La mejor forma de desmitificar estas creencias es invertirlas, es decir, preguntarlas con el género opuesto, si suena absurdo, por ahí no es. Por ejemplo: “es inapropiado que una mujer sugiera sexo, es mejor que espere a que se lo propongan. Además, no debe decir sí de inmediato, debe hacerse  desear antes de ceder”

 

 

¿Suena lógico decir que los hombres deben esperar a que las mujeres les pidan tener relaciones y, además, demorarse para decir que sí para no parecer muy fáciles”?


Si no funciona igual para ambos géneros, entonces hay algo que resignificar. El sexo debe ser un tema horizontal, sin privilegios, sino con las mismas oportunidades de placer para todos.


Vamos entonces a humanizar el comportamiento sexual masculino, porque ese asunto de siempre tener que rendir, tener erecciones eternas y, ser amantes superpoderosos como actores porno, lo único que genera es ansiedad y les quita la posibilidad de decir NO y de preferir otras prácticas en pareja, aunque el sexo siempre sea una buena opción.

  

 

Para concluir, vamos a dejar claro que tanto hombres como mujeres quieren sorprender y ser sorprendidos, a veces tienen ganas y a veces no; no tienen que tener un rendimiento diez de diez (porque ningún cuerpo lo tiene), y que,  quitar del panorama estos estereotipos sexuales, permite concentrarse en el placer genuino y no en el qué dirán después de salir de la cama. 


Seguimos hablando EnConfianza, hasta pronto.


Juliana.