Es posible que alguna vez te hayas enfrentado a querer decirle a tu pareja que no tienes ganas de sexo, que tu cuerpo está cansado o que tienes otras cosas en mente para concentrarte en el placer.
Es posible, también, que en vez de decir la verdad, hayas optado por excusas que te evitan decir ¡NO!
Es posible que, fuera de la cama, toda tu relación vaya muy bien hasta que llega el tema y comienzan las discusiones, el exceso de ocupaciones o los dolores de cabeza. Si es así, tengo varias cosas para decirte que te pueden ayudar.
Es frecuente que, cuando las relaciones de pareja avanzan o comienzan la convivencia, la actividad sexual se va modificando, bien sea en su calidad, frecuencia o disfrute. Cualquiera de las anteriores amerita toda tu atención y un plan para cuidarla.
Aquí es importante anotar que esto no solo les sucede a ustedes, la mayoría de parejas experimentan estos cambios y de sus decisiones dependerá que sigan disfrutando o que el tema se convierta en un campo de batalla.
Cuando las parejas comienzan, el sexo se convierte, para muchas no para todas, en el momento más anhelado, la intimidad entre ambos es invaluable, la zona donde ¡por fin! no hay interrupciones. Al principio la experimentación y la novedad hacen que el deseo se sostenga intenso y son muchas las historias que se acumulan. Se cumplen fantasías, hay límites flexibles y negociables y lo que se escucha fuera de la relación no tiene especial importancia.
Sin embargo, cuando los meses y los años van sumando, llega la convivencia para algunas, y las prioridades cambian, el tiempo se hace común y atareado, el autocuidado no es el mismo frente al otro y aparece el temido fantasma de las parejas: ¡LA RUTINA SEXUAL! En otras palabras, la monotonía se hace tan natural que la fogosidad del noviazgo parece ser un lejano recuerdo.
Para tu tranquilidad, hay maneras de retomar la pasión entre ustedes, siempre y cuando, ¡ojo a la condición!, ambas partes deseen hacerlo. Funciona si se hace como pareja, porque a veces, tendremos que reconocerlo, las mujeres suelen asumir este compromiso solas como si “atender” a su pareja no tuviera de por medio sus cuerpos, sus deseos, su placer, y sobre todo, su decisión no su complacencia. Si no se entendió la fuerza de las comillas, aclaro: las mujeres no atienden a sus esposos en la cama, las parejas se cuidan y se complacen sexualmente entre ambos.
Quiero compartirte dos pasos muy sencillos pero determinantes en este proceso que van a comenzar para que sea consciente y efectivo. Aquí podrán aparecer ideas como: “podría proponérmelo a mí, ¿por qué tengo que hacerlo yo?”. Querida persona que me lee, alguien tenía que hacerlo, y esta vez vas a ser tú. Si lo entiendes como una forma de cuidar de tu relación, nos alejamos de la competencia y nos acercamos a la cooperación. Al fin y al cabo son un equipo, ¿no?
Para comenzar, debemos hacer real esta situación. Es decir, si para ti es una situación incómoda pero para tu pareja no, entonces no es una realidad de la relación sino tuya. Lo que creo es que puede estar siendo más para uno que para otro, así que se debe -PONER EN COMÚN-. Sigue estos pasos para lograrlo:
Cita a tu pareja a una conversación sobre sexo.
Identifica un momento tranquilo en el que tu pareja pueda ponerte su atención y responderte con claridad, es decir, no lo hagas mientras está en una llamada, solucionando un problema de trabajo, jugando o en una situación social. Procura que estén sin interrupciones, serenos y disfrutando algo rico. Una comida, por ejemplo.
Dile con claridad que sientes que la intimidad no está en su mejor momento y hay varias cosas por hablar. Te sugiero expresiones como estas…
-Siento que necesitamos hablar de sexo. Las cosas han ido cambiando y quiero que escuches cómo me estoy sintiendo, qué quiero y deseo escuchar cómo estás tú al respecto…
-Hemos venido teniendo diferencias, ¿lo notas? Te propongo que hablemos del tema para que no se nos convierta en una discusión y lo podamos seguir disfrutando como nos gusta.
-Extraño cómo fluía el sexo entre nosotros, por eso creo que es momento que cuidemos el tema y nos pongamos de acuerdo en lo que está pasando y cómo mejorarlo. ¿Lo hablamos?
Estoy segura que lo dirás de la mejor forma, al fin y al cabo, quien conoce a tu pareja eres tú y sabes cómo acercarte. Con lo anterior, propón una fecha y una hora, dejando claro que no debe ocurrir en el momento en el que lo estás proponiendo, para que puedan reunir sus ideas y decirlas tranquilamente.
Prepárate para la conversación.
Para la cita incluyan elementos que ambos disfruten, sea un lugar, una comida, un momento del día… Ten presente estas preguntas para que identifiques todo aquello que es fundamental decir:
-¿Qué opinas de cómo están sexualmente?
-¿Qué te gusta y quisieras conservar?
-¿Qué no te gusta y te sientes a disgusto cuando ocurre? (palabras, gestos, acciones, caricias, formas de proponerlo, ropa, situaciones, todo…)
-¿Qué ocurría antes que disfrutabas mucho y ahora no está?
-¿Cuáles son tus límites inquebrantables?
-¿Qué podrías negociar?
Esto mismo, pregúntaselo a tu pareja.
La recomendación más importante que te haré hoy es: ¡Evita señalar, criticar, juzgar o comparar! Utiliza un lenguaje que cuide a tu pareja y permita que la conversación avance. Usa este mismo encuadre antes de comenzar el diálogo para que estén en la misma lógica de CREAR.
Esta conversación puede funcionar al primer intento o no, así que ten paciencia y en caso de tornarse tensa, hagan una pausa e inténtelo de nuevo más adelante.
Para finalizar ese encuentro y no quedarse en identificar qué ocurre: propongan.
Cada uno proponga tres acciones que favorezcan a las conclusiones de la conversación y, así, puedan comenzar a ver cambios en la dinámica sexual. Pasadas unas semanas, reúnanse de nuevo a considerar si han sido efectivas, y de no serlo, creen propuestas nuevas.
Querida persona que me lee, el deseo sexual no es un interruptor ni se activa utilizando cremas milagrosas. El deseo sexual se construye y se reconstruye a diario con tu pareja.
Para dar el primer paso, envíale este artículo y tengan un pretexto para comenzar.
Seguimos hablando EnConfianza, hasta pronto.
Juliana.